El rompecabezas de un corazón
Hace mucho tiempo mi corazón se rompió en mil pedazos, y estos pedazos se regaron por todos los sitios en los que mi corazón había sido roto por algún motivo. Y yo me convertí, en una sombra sin corazón. Andaba y andaba por los sitios buscando mi corazón. Hasta que un día llego a mí este hombre. Guapo de aspecto dulce y con una mirada penetrante que llegaba más allá que la vista de los demás que eran parecidos a mí. Vacios, impertinentes y tan dolorosamente sin corazón y heridos hasta lo profundo. Pero este hombre vino directo a mí, me dijo amablemente ¿quieres encontrar los pedazos de tu corazón? Yo quede asombrada de que se dirigiera a mi porque yo era invisible para los demás, todos pasaban sin verme en realidad y yo era igual caminaba sin ver a nadie en realidad porque nada tenía sentido para mi, absolutamente nada. Iba y venía de la misma manera, ajena a todo lo que me rodeaba porque no tenía sentido detenerme para ver nada, total ¿para qué? solo encontraba más y más dolor y me perdía cada vez más. Pero este hombre alto, cuerpo delgado, ojos azules tan azules como el mismo cielo y el mar profundo. Su rostro estaba adornado con una sonrisa que me dolía hasta el alma herida que tengo abatida y tan turbada que parece un ave enjaulada lista para emprender el vuelo esperando alguien abra su jaula. Su rostro es impecable bien afeitado, una piel sana y tan delicada en su hermosura que me dolía más aun. Y lo curioso es que no me podía alejar de este hombre que apareció en medio de las sombras que han sido mis compañeras desde que fui perdiendo pedazo a pedazo mi corazón que se transformaron en piezas olvidadas en cada parte donde me iban rompiendo el corazón. Dejándome con un hueco que duele y en el que nada lo puede sustituir solo encontrar sus pedazos llenara el hueco y poder encontrar paz que tanto necesito. Había tratado inútilmente de rellenar ese hueco con cosas deseos que me parecían importantes en ese momento pero que no llegaban a cubrir el hueco. Eran vanidades ilusorias tan frágiles y efímeras que solo duraban un suspiro tampoco cubrían el hueco de mi corazón. Lo empañete a la ligera con vanidades, deseos impulsivos pero siempre fue un tape ligero y nada encubridor porque al más simple golpe se hizo trizas. Nada sustituía al corazón verdadero lo que soy en esencia esta perdido en miles de pedazos en muchos lugares y yo tengo tanta necesidad de sentirme nuevamente valiosa y sobre todo con el corazón en su lugar perfecto. Me asombre ver que en la mano de este misterioso hombre había una pequeña maleta y que deposito en el suelo para abrirla y en ella estaba ¡los pedazos de un corazón, mi corazón! ¿Cómo es posible? ¿Te conozco, tú has estado en alguno de los lugares donde mi corazón se fue rompiendo? ¿Eres tú acaso alguno de los que me rompió el corazón? No lo creo no te recuerdo. Porque con tu aspecto no pareces ser de los que destrozan los corazones ajenos, ¿Pero cómo puedes tu tener los pedazos de mi corazón roto, que deseas con ellos, que deseas de mi al traerlos contigo? No puedo entenderlo por favor explícamelo y te exijo me devuelvas los pedazos porque no tienes derecho de tenerlos no te pertenecen. Estaba asombrada, enojada pero más aun confundida porque este misterioso hombre tenía todos los pedazos de mi corazón roto. No le faltaba ninguno, que gran confusión sentía y también sentía una sensación extraña como si conociera a este hombre. Pero es imposible no lo había visto antes ¿o tal vez si? No, no lo sé. Me confunde porque en todo momento de mi reclamo, él solo me miraba con ternura y compasión como si pudiera entender toda la mezcla de emociones que pasaban por mi mente. Y también en medio de mi alma abatida y destrozada que parecía más alterada desde que mis ojos se depositaron en este hombre. Parecía que lo reconocía, pero mi mente me decía que no era así, no podía ser así. Él solo podía ser alguno conocido pero aun así tenía conocimiento exacto de todo lo que me había sucedido. Porque había recogido cada pedazo de mi corazón y lo había guardado. Y que bien guardado lo tenía, porque está entre algodones bien colocados y cuidadosamente resguardado de continuar rompiéndose. Volví a preguntarle ¿Por qué tienes los pedazos de mi corazón? ¿Cómo pudiste encontrarlos? ¿Cómo me encontraste a mi? Si yo misma no sé quien soy ya, ni porque ni para que estoy viva.
Este hombre dulce y compasivo me dio una respuesta impactante e increíble aun más me dijo; Yo soy Jesús, tu amigo, compañero, hermano, primo todo lo que quieras eso soy, pero sobretodo soy tu refugio y castillo fuerte, tu eterno Salvador. Me preguntas ¿Por qué tengo todos los pedazos de tu corazón? ¿Por qué te conozco? Porque he estado a tu lado desde que naciste, porque sé todo acerca de ti. Mi Padre ha sido tu Creador y quién te ha sostenido todo este tiempo. Lo único triste es que te desviaste de su camino y mira el resultado. Pero has clamado porque necesitas el consuelo que solo proviene de Él. Si me dejas pasar a tu corazón, lo reconstruiré y restaurare por completo. Te hare olvidar cada herida que te infligiste y te infligieron porque a ellos también les falto sabiduría y tolerancia. Quiero que sepas también que en todo tiempo estaba yo a tu lado. Esperando a que te dieras cuenta de que allí estaba yo, esperando siempre esperando tu señal y tu reconocimiento de que sabias que estaba a tu lado. Déjame enseñarte que cada herida que recibiste, yo la recibía contigo, resultaba igualmente herido que tú o tal vez doble porque recibía la herida de tu dolor y la herida de tu alejamiento y que no me reconocías. Utilizaste el nombre de mi Padre en vano muchas veces, cada vez que lo hacías me herías cada vez mas. Pero yo me mantenía ahí junto a ti, abrazándote aun cuando no te dabas cuentas de mis abrazos. Y fui recogido los pedazos de tu corazón, para que un día como hoy cuando clamabas porque tu corazón regresara completo, supieras cuanto te amamos mi Padre y Yo, que soy su Unigénito como bien dice Juan 3:16: De tal manera amo Dios al mundo, que dio a su Único Hijo, para todo que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna. Y a eso he venido hoy a ti. Para que me aceptes y me dejes devolverte un corazón restaurado y renovado, lleno de todas las cosas y beneficios que provienen de mi Padre Celestial. Aquí lo tienes solo dime cuando me dejaras pasar y te lo daré con amor, amor verdadero.
Todo el tiempo que Jesús me hablo, mi mente regresaba a cada lugar en donde dejaba un pedazo de mi corazón. Revivía el rechazo, la traición, falta de amor, respeto, dulzura todo por lo que había pasado. Pero vi de verdad que en esos momentos sus brazos rodeándome, sin importar como me hallaba, en donde, como ahí estaba Él. Recogiendo los pedazos de mi corazón. Continuando a mi lado sin que le importaran mis errores, equivocaciones una tras otras. Llore un torrente de lágrimas. Lágrimas que fueron de arrepentimiento, dolor, reconocimiento y finalmente de alegría. Porque decidí, en ese momento darle paso a Jesús, que entrara y me otorgara aun sin merecerlo la salvación que tanto anhelaba. Que rellenara el hueco de mi corazón con todos los pedazos delicadamente entrelazados. Que fuera colocándolos dulcemente en su lugar y descubrir una vez más el latido fuerte de un corazón feliz. Colocado en su lugar y disfrutando de una nueva vida, que me otorgo mi Salvador. Para no olvidar nunca más sus bendiciones y beneficios. Y no apartarme jamás de sus caminos. Deje de ser una sombra en el mundo de los vivientes. Pase de ser una criatura creación de Dios a ser un hijo de Él. Mi corazón dejo de ser un rompecabezas, se transformo en uno lleno de alegría un corazón conforme a Dios.
Escrito por
Rebecca Vila Cano