Thursday, April 3, 2014

 
Exceso de equipaje
Muchas veces me he puesto a pensar, que nosotros somos como los carritos del aeropuerto que cargan el equipaje, excedidos por la carga y muchas veces más perdidos por la carga porque no llegan al avión que le corresponde y otras el carrito apenas se mueve porque el peso es demasiado para poder moverlo. Así somos nosotros cargando exceso de equipaje, por las experiencias y situaciones que nos tocan vivir desde pequeños y que se convierten en maletas pesadas que no podemos soltar porque no sabemos cómo o porque las tratamos de ignorar pero el peso sigue en la armario de nuestro pasado, haciendo peso en nuestro presente, obligándonos a ser infelices porque no podemos deshacernos del exceso de equipaje que ocupa nuestra mente y hace espacio en nuestro corazón. Pero hay alguien dispuesto a aliviar el exceso de equipaje y volver a hacernos nuevos y libres de todo exceso innecesario y que se ha vuelto una raíz de amargura. Ese alguien es el Todopoderoso, que está ahí al alcance de una oración, dispuesto a cargar con el exceso de equipaje dañino e innecesario de nuestro pasado. Porque debemos recordar que lo que paso ya no puede volver, a menos que nosotros mismos en nuestras mentes lo hagamos volver una y otra vez y lo hagamos un círculo del que no podemos salir porque nos confunde el pasado con el presente dañando lo que tenemos de frente. El Señor nos ofrece hacerse cargo de todo lo que nos hace daño, voluntariamente, nos ofrece librarnos del mal, mediante la Sangre del Cordero que limpia todo exceso y toda raíz de amargura y nos deja limpios como la nieve recién caída del cielo. Solo debemos dejarlo que nos bañe con Su Sangre Bendita, que limpia a conciencia y profundamente, volviéndonos nuevas criaturas con una nueva visión de lo que nos rodea. Elevándonos como las águilas que se renuevan en la montaña alta y elevan su vuelo restaurado y emergen nuevas y fuertes, así nos quiere el Padre fuertes, guerreros, fieles solo a Él y dispuestos a dejar todo lo que nos hacía daño en el bendito olvido que solo el Creador nos otorga al entregarnos a Él. Dejándolo que more en nuestros corazones y alma, dándole la bienvenida para que nos pastoreé como dice el Salmo 23: 1 – 2 Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar, junto a aguas de reposo me pastoreará.
No hay palabras más ciertas que estos versículos del Salmo 23, el Señor nos guarda y nos cuida como una madre a su recién nacido, nos da protección y sobretodo salvación y perdón por nuestras iniquidades y nos transforma y nos limpia con Su Sangre Bendita. Recordemos siempre que Su Sangre quita el exceso de equipaje y nos deja junto a aguas de reposo y en lugares de delicados pastos nos hará descansar. Tengamos esto como escudo y grabado a fuego en nuestras mentes y sobretodo en nuestros corazones. Porque Dios es Rey de reyes y Señor de señores ahora y hasta la eternidad.
 
Escrito por
 Rebecca Vila Cano
 
 
 


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