¿Cuántas veces nos hemos dicho esto: Si tan solo pudiera hacer lo mismo que este o aquel? ¿Por qué nos empeñamos en compararnos? ¿Por qué nos pones limites y barreras que nos estancan y nos aprisionamos nosotros mismos nos menospreciamos y rebajamos tanto y tanto? Porque después de mucho meditar encontramos que el peor enemigo de nosotros somos precisamente nosotros. Porque nos vejamos y nos tenemos en una opinión tan baja y pobre porque nos hemos enfocado en escuchar la voz que nos susurra no se puede, no tienes la capacidad para hacer lo que tienes en mente, tú no puedes, no eres lo suficientemente inteligente, eres tonto, no tienes espíritu, eres un fracasado ¿Por qué insistes, no eres nadie? Y es por eso que nos conformamos con mirar a través del cristal y ver como otros logran lo que nosotros también tenemos la oportunidad de hacerlo. ¿Por qué? SIMPLE porque tenemos que aprender a escuchar la voz que nos habla dulcemente y sin ninguna segunda intención esa voz es la Voz del Señor. ¡SI LA VOZ DEL CREADOR!, la que nos da paz y nos guía al camino correcto cuando lo dejamos entrar y volvernos uno juntamente con Él. Cuando dejamos en nada a la voz poco amable y susurrante que nos impide atravesar el cristal que nos detiene y que es simplemente y llanamente el temor y que viene de parte del enemigo que no desea que podamos desarrollarnos y tener una relación estrecha con el Creador y que sea siempre su voz y su presencia la que nos guie en todo tiempo y situación. El Padre hace que en vez de quedarnos mirando a través del cristal, hace de este añicos y nos permite salir victoriosos y obtener la bendición que nos tiene guardada y reservada para que podamos alabarlo y glorificarlo en todo momento y a la vez crecer como sus hijos y estrechar nuestra unión con Él. Porque después de todo somos sus hijos, cuando damos el paso de fe y dejamos que muera todo lo que no es del agrado del Señor y le damos la bienvenida a Su Presencia y a la limpieza por medio de la Sangre del Salvador que nos renueva y nos restaura y dejamos de ser simples sobrevivientes perdidos y aturdidos y nos transformamos en nuevas criaturas y nos damos cuenta de cuánto valemos y cuáles son nuestros dones y talentos y sobretodo cual es el propósito que el Padre tiene para cada uno de nosotros mientras vivamos en este mundo. El Señor, no nos da espíritu pobre ni mediocre porque El Creador hace solo perfección y maravillas, Él nos sostiene y nos mantiene sin importar quienes somos o cual sea nuestra situación el Padre nos mantiene y nos sustenta para que podamos constatar siempre que Él nos ama y es siempre Poderoso y Misericordioso, y nos otorga también la sabiduría y la inteligencia para que sigamos adelante y sepamos tomar una sabia e inteligente decisión basándonos primero en nuestra fe y en Su Voluntad para con nosotros. El Señor, nos alienta a dejar de ser solo los observadores que se conforman con solo mirar a través del cristal y ser los que rompemos el cristal y nos adentramos a la bendición y somos testigos de milagro que nos tiene el Padre reservada. Aferrémonos fuertemente a la Mano del Creador y a Su Santo Manto, y caminemos con la mirada firmemente al frente puesta siempre en el Rostro de quien nos creo y seremos más que vencedores siempre y dejaremos de ser los espectadores que nos conformamos con mirar a través del cristal y seamos los decididos en el Nombre del Señor siempre sin miedos ni temores y tengamos siempre la seguridad de que Dios está a nuestro lado las 24/7 los 365 días del año, al alcance de una oración y escuchemos Su Voz por medio de la oración y la lectura de Su Palabra y siempre seremos más que vencedores. Y no solo los que nos quedamos mirando a través del cristal. Recordemos que le servimos al Rey de reyes y al Señor de señores y pero sobretodo al Dios VIVO y nuestro Salvador siempre eternamente.
Escrito por
Rebecca Vila Cano
